‘THE IMAGINEERING STORY’ Y COMO CAPITALIZAR LA IDEA PRIMARIA DE WALT

Detrás de una buena idea siempre hay un buen equipo. En este caso, detrás de Walt está Disney y, detrás de Disney, un imaginario incansable y, detrás de dicho imaginario, un equipo que reimagina y conceptualiza las ideas de Walt en nuestra realidad más cercana y más física: los parques temáticos de Disney. Parques que pretendían mostrar un universo que, con el paso del tiempo y una buena estrategia comercial, se ha vuelto colectivo. ‘The Imagineering Story’ es la historia de dicho proceso, en seis capítulos.

La suerte es la coincidencia en el tiempo de la oportunidad y el talento. Walt era conocedor de ello o, aunque no lo conociera, lo aplicaba. La fusión de la técnica e imaginación como motor principal le llevo a crear un equipo de ingenieros y directorxs artísticos para plasmar su imaginario. Imaginario que caló hondo en una sociedad norteamericana de los años 1960 donde el auge del consumismo, derivado de las perspectivas económicas favorables para la mayoría de la población, situó el entretenimiento como un campo económico más.

Campo económico que fortaleció las ideas desarrolladas en Disney y que plasmaron los imagineers —medio ingenierxs, medio artistas— gracias a la posibilidad de financiación casi infinita favorecida por el contexto de la época. Época que se acabó cuando murió Walt, en 1966, y con el parque de Anaheim ya inaugurado. 

Parque, el de Anaheim, que les llevó a querer expandirlos ya que, como producto, funcionaban muy bien por el establecimiento del imaginario Disney como imaginario colectivo occidental, junto con la visión del difunto Walt como motor de una nostalgia mezclada con el ideal de ‘sueño americano’ y ‘hombre hecho a sí mismo’. Unas nuevas visiones que los llevaron de lo artesano a la producción, que les hicieron pasar por Florida, Tokyo y París y que, finalmente, les dejaron con unas deudas enormes debido a la estandarización del producto que habían realizado. 

Para solventar dichas deudas se Mcdonalizació el producto: para hacer frente a las deudas se requiere de la captación de nuevos mercados que adquieran esa deuda para hacer frente a la vieja creando, a la vez, más deuda que demandará la creación de nuevos mercados. La máquina capitalista está funcionando, ahora, al 100%. ¿Qué es lo que la guía? La nostalgia. El uso de ese imaginario colectivo occidental de Disney que forma parte de todxs nosotrxs.

La deuda demanda más deuda porque abrir nuevos mercados demanda la apertura de otros. Expansión. Expansión que finalmente se vio confrontada con la visión más imaginativa: el enfrentamiento de la visión business con la visión creativa de la empresa; los imagineers. Después de llevar a cabo el parque de Disneyland París, desde la gerencia proponen hacer  parques más pequeños con tal de reducir el gasto y, así, la deuda. Deuda que, finalmente, se ve afectando a la calidad de estos, característica insignia de la marca en la que se había convertido Disney. 

Características que había que reformular sí o sí. Reformulación que llevo a una reconfiguración del imaginario colectivo occidental de Disney incluyendo las figuras Pixar.

Como producto cultural, adaptarse a las nuevas generaciones garantiza un prolongación temporal del universo creado por Walt. Universo que se vio muy mejorado por la readaptación, por parte de los imagineers, de las atracciones al tiempo cultural actual con la gran ayuda de la tecnología. Tecnología que ayudó a la difusión de Disney a través de las redes sociales pero que, a la vez, les dificultó el trabajo para ser atractivos con su producto. 

La etapa de Bob Iger como C.E.O. volvió a reunir la parte creativa con la parte económica en concordancia. La idea de que una buena practica creativa y técnica para expresar el universo Disney, en correspondencia con el imaginario colectivo que nos han creado, parece la clave de sus parques temáticos

Parques que siguieron expandiéndose por el mundo. Esta vez en Shanghai, China. Expansión basada completamente en el marketing de sentimientos: aludir a un estado, juntado con un recuerdo del imaginario colectivo Disney, para vender un producto. Producto que se desarrollaba en un país comunista y capitalista. 

Desde la idea al imperio. Una especie de recorrido por el ‘American Dream’ que se ha convertido la factoría Disney y que Walt no visionaba como tal. Un modo de ver las interferencias culturales y la economía, puestas en relación, a través de las creaciones artísticas de Disney, además de poder ver factores sociales importantes como la creación de un imaginario colectivo. 

Leslie Iwerks nos trae seis episodios documentales que nos explica la confrontación entre la visión creativa y la visión económica de una empresa. Un documental en perspectiva histórica que nos muestra el proceso creativo —y paralelamente económico— que ha seguido Disney para ser Disney. 

Un anuncio largo y ameno que vale mucho la pena visitar para ver qué hay detrás pero, sobretodo, para ver qué había antes; la idea primaria y cómo esa idea se capitalizó. 

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