Competir: el más extravagante, el más elaborado, el más perfilado, el más elegante, el más admirado. Cabelleras. Cabelleras que en este concurso de peinados en Londres le arrancan a Mosca (John Alan Roberts) una noche. Es ahí, con su muerte, donde se recorren los entresijos de un concurso de peinados y, en una segunda capa más profunda, las actuaciones laberínticas que lxs peluquerxs elaboran para ganarlos. Es en dicho entresijo donde Thomas Hardiman muestra, en su ópera prima a través de un plano secuencia que parece único, el edificio donde se llevaba a cabo el concurso de peinados y donde ha ocurrido dicho asesinato. Un edificio que parece, per se, muerto. Un asesinato que, como la diosa ctónica, hará perder la cabeza a todxs: ‘Medusa Deluxe’.
Una pérdida de papeles que empieza fuerte. Empieza con un diálogo sobre la propia muerte y lo absurda y, a la vez, complicada que puede ser. Sobretodo para lxs que se quedan aquí. Continúa en cómo se racializa todo, incluso un concurso de peinados: el propio peinado y quien lo crea. Se racializa desde las instituciones, desde la policía, por eso Cleve (Clare Perkins), mientras carda, no puede parar de sentirse que va a ser la ‘acusada’.
Una acusación que se siente en dicho bloque de cemento muerto donde se sitúan lxs peluquerxs. De la desconfianza provocada por la competencia en el mundo neoliberal va el segundo discurso que podemos apreciar: ganar lo es todo. Incluso si alguien ha perdido la vida, hay que ganar o, por lo menos, saber quién hubiera ganado. De ahí la pelea entre Kendra (Harriet Webb) y Cleve (Clare Perkins). O la rivalidad entre Rene (Darell D’Silva) y Angel (Luke Pasqualino) por la atención de Mosca, por la obtención de un amor bello —en todos los sentidos—.
Al final, donde nos lleva ‘Medusa Deluxe’ a través de este laberinto físico y dialéctico —visual y auditivamente hablando— es a la búsqueda del amor fuera de lo estético pero, sobretodo, de la aceptación de unx mismx a través de lxs demás. De ahí que acabe con un sinsentido pero —aquí lo importante— que acabe celebrando.

