‘SOBRE TODO DE NOCHE’ Y LA IMPORTANCIA DE LA PROPIA NARRATIVA

Relatos propios, de una. Una vida a la búsqueda de aquello arrebatado. Un hijo que, durante el franquismo, fue desterrado de los brazos de su madre y dado en adopción. Expedientes desaparecidos, ni rastro, una narrativa borrada, desvanecida. Una narrativa de Vera (Lola Dueñas) unida a la narrativa de Cora (Ana Torrent) por Egoz (Manuel Egozkue), el hijo de ambas. Un hijo que desdobla la fatalidad de un sistema en sus resultados. Una resolución de narrativas silenciadas sobre todo de noche.

Una maternidad compartida forzada que se ve determinada por una justicia injusta, a favor de aquellxs que la crean para si mismxs. Una maternidad que, aunque inexistente a ojos de las estructuras, está latente en ambas madres. Madres que deciden vengarse, dar a conocer su historia de vida. Historias, la de hijxs arrebatadxs al nacer, que han cambiado muchas vidas aunque el sistema quemara todo expediente, sobre todo de noche, para desvanecerlas.

Unas historias desvanecidas de una violencia narrativa espeluznante donde, a las orillas del Río Duero, se puede apreciar la dualidad de ambas madres, cada una con su relato, desdobladas ante el hijo y donde se construye una historia, desgraciadamente, común.

Victor Iriarte, junto con Isa Campo y Andrea Queralt, elaboran un guión guiado por una violencia narrativa no visible que ahonda, desde unos lugares peculiares, en las experiencias de vidas concretas de dos mujeres unidas por unas estructuras que se erigen en contra de ellas mismas. Unas historias silenciadas que, en la individualidad de éstas, se aprecia aquello común, aquel punto de unión. Un punto de unión que, contra la estructura preestablecida, es la fuerza que vislumbra la verdadera narrativa que construye el tejido social.

‘Sobre todo de noche’ es un film donde, desde la individualidad, se cambia tu propia narrativa y, a la par, la narrativa común.

Deja un comentario