’REIR, CANTAR, TAL VEZ LLORAR’ O CÓMO ACTUAR EN EL TEATRO DE LA VIDA

Toñi (Toñi Vargas) es una mujer transexual que trabaja como peluquera en un barrio de Barcelona. Lleva una vida ordenada: queda con sus amigas, va a la compra, habla con lxs vecinxs. Una vida sin altibajos, pero le falta algo: el amor. Lahcen (Lahcen Ouchad) es un muchacho marroquí que se gana la vida como puede. Llegó a la ciudad condal donde reside ilegalmente. Una noche, volviendo a su casa, Toñi se encuentra con Lahcen, el cual le pide ayuda porque la policía le está persiguiendo. Sin dudarlo, le da refugio en su casa. Un refugio que llevará a ambos al amor, muy a pesar de sus vecinxs. Un amor que llevará a Toñi a ‘reír, cantar, tal vez llorar’.

Marc Ferrer realiza una película completamente teatral, donde las imágenes, el attrezzo y las actuaciones no tienen un significante pero sí mucho significado. Un significado que, en dicha teatralidad, le otorga una verdad fulminante de nuestro entorno más próximo.

Un entorno que, en dicho barrio barcelonés, muestra todas las temáticas que nos atraviesan como individuxs y el modo en que actuamos, a conveniencia, a través de ellas. Y lo muestra desde un humor en las relaciones interpersonales brillante, en el que se vislumbra la dualidad de cada personaje que se nos presenta en pantalla.

‘Reír, cantar, tal vez llorar’ es el teatro de la vida, nuestras actuaciones en dicho escenario. Un escenario desternillante, con cierta artificialidad, pero que, con humor y momentos brillantes, nos mira. Una mirada que, en últimas, puede contener algo de atrocidad.

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