’EL VERANO CON CARMEN’ O CÓMO REALIZAR UN GUIÓN

Un verano en Atenas. Calor asfixiante y, como remedio a ello, un día de playa. Día que Demosthenes (Yorgos Tsiantoulas) y Nikitas (Andreas Labropoulos) dedican a ello, al estar allí, en la playa queer de Atenas. Una playa y un día que les permite realizar el guión de su ópera prima. Una película que se va construyendo entre la experiencia y lo que podría haber sido. Se va construyendo con una estructura clásica, preservada en una historia de amor fallida, en una ciudad que hace de escenario casi teatral y con unos personajes que se van entrelazando con los propios guionistas veraniegos. Guionistas que acaban pasando ‘el verano con Carmen’. Un verano, un día de playa, un día de creación.

Una creación que vemos cómo la vida se va entrelazando con ella y, a la vez, el modo en el que el futuro guión resulta de esta misma. Un guión que se sostiene porque el autoconocimiento es un autoengaño y, como espectadorxs, no sabemos bien qué forma parte de él y qué no.

Un proceso creativo bien definido durante el recorrido fílmico, bien explicado para lx espectadorx, con explicaciones claras sobre el héroe, el anti-héroe, el amigo del héroe y el modo final en el que éste cambia. Cambia para que el guión tenga su evolución. Una evolución que no incluye a Maria Callas para acompañarle -a modo de banda sonora- pues resulta muy caro pagar los derechos correspondientes.

Zacharias Mavroeidis realiza una película para refrescarse, muy veraniega, con una estructura clásica y con una temática singular: el proceso creativo que conlleva la escritura de un guión cinematográfico. Y la realiza poniendo, curiosamente, el guión en el centro, como la columna vertebral que sustenta el proyecto fílmico. Un proyecto que interactúa con la vida misma, se nutre de ella y, a la vez, es representación: ficción.

‘El verano con Carmen’ es un día de playa lleno de creatividad, personas queer y una perrita adorable.

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