’SOY NEVENKA’ O CÓMO ABRIR CAMINO DENTRO DEL PATRIARCADO

Año 2000. Nevenka Fernández (Mireia Oriol) tiene 24 años. Natural de Ponferrada, estudia derecho en Madrid, donde realiza las prácticas. En una visita a su ciudad natal, Ismael Alvárez (Urko Olazabal), alcalde de Ponferrada y amigo de sus padres, le ofrece ser la concejala de hacienda. Nevenka, a pesar de ver los claroscuros del puesto, acepta a regañadientes presionada, en cierta manera, por la presión social de los padres y las amigas del pueblo. Lo que parecía una oportunidad, se convierte en un infierno cuando Ismael empieza a acosarla sexualmente después de las muchas negativas de Nevenka. Unas negativas que, convertida su vida en un infierno, la llevará a denunciarlo por acoso sexual. Una denuncia que romperá barreras en lo político, en lo personal y en una sociedad atrapada, aún, en el patriarcado. ‘Soy Nevenka’, recordad su nombre.

Icíar Bollaín aborda en su último film la primera denuncia por acoso sexual a un político en España. Y lo hace centrándose en el desarrollo de ese acoso en primera persona, viendo cómo Ismael va extendiendo sus tentáculos lentamente alrededor de una mujer joven, atrapándola poco a poco, haciendo que dichos tentáculos la vayan ahogando cada vez más. Hasta que ella, sabiendo las consecuencias, decide denunciarlo públicamente. Es ahí, en la tercera parte del film, donde la directora dispara la tensión y el nerviosismo de Nevenka que con lx espectadorx se hace símil para con éste.

Un nerviosismo que vamos apreciando, poco a poco, dentro del contexto político e influyente del alcalde pero también con el entorno personal y familiar de Nevenka, donde llevados por las relaciones de conveniencia y el sistema patriarcal la revictimizan, recayendo todo el peso en ella.

Es, en éste último punto donde ‘Soy Nevenka’ toma la mayor fuerza: el modo en el que el sistema está preparado para difuminar los casos de acoso y agresión sexual a mujeres para, así, seguir perpetuando el cis-tema patriarcal, como muestra desde el fiscal del juicio, pasando por la duda de los padres de Nevenka y llegando a las mujeres de Ponferrada que defienden a Ismael.

A pesar de que el sistema no esté de nuestra parte, lo importante es hablar, contarlo, como demuestra ‘Soy Nevenka’.

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