De los resquicios de tu vida, espectacularizarla. Un show para turistas de un pasado que se sitúa en el ocaso de tu vida. Una vida obligada a desarrollarse en la ciudad, donde el imperialismo capitalista es capaz de proliferar más, a costa de la explotación de la estepa mongola donde residías o de enseñar a las próximas generaciones inglés y chino, situando al mongol en la extinción cercana. Esta es la vida de Saina, entre el ocaso de su vida y la mercantilización de ésta, los nuevos sistemas de colonización y el eterno retorno para, como lxs que él, los sitúan en los márgenes. Pero para que éste sea viable es necesario ‘to kill a mongolian horse’.
Esa matanza que empieza por mostrar, en un show turístico, una vida inexistente que conlleva una sublevación a un capital económico exterior, mientras tu vida en la estepa está llegando a su fin. Un fin crepuscular, tanto en la imagen como en la narración, que roza lo fantasmagórico y la soledad del margen. Ese crepúsculo que alumbra un fin aunque el sistema se empeñe en reproducirlo como un objeto de espectacularización.
Un objeto de espectacularización que se fundamenta en las nuevas formas de colonización en lo global, donde lo local no tiene cabida como simple representación y entretenimiento, ya que el beneficio manda sobre la tierra, los caballos y las personas. De ahí que las tierras de Saina se conviertan en una mina, sus caballos se dediquen a pasear los turistas que visitan su país sin importar su salud, o que él tenga que, constantemente, mostrar su estilo de vida. Un estilo de vida que el sistema se encarga de imposibilitarle.
Una imposibilidad que lo lleva al eterno retorno, como su padre que lo perdió todo y es alcohólico: Saina, desplazado obligatoriamente a la ciudad por la imposibilidad de vivir, a lomos de su caballo se entrega al alcohol.
La ópera prima de Xiaoxuan Jiang deslumbra por una simplicidad en la historia mostrada pero que alberga una complejidad en lo narrativo y en la propia imagen. El desarrollo se fundamenta en la pausa, en lo fantasmagórico, con tal de acercarnos a Saina y ver todo aquello que lo atraviesa en su situación. Una situación compleja donde la directora se aproxima de una forma brillante.
‘To kill a mongolian horse’ es la muestra de las nuevas formas de colonización, las consecuencias crepusculares y un eterno retorno al que se le somete al individuo que lo sitúan en los márgenes.

