’MOTHER OF FLIES’ O CÓMO RELACIONAR LOS EXTREMOS

El juego de los contrarios. Para toda cara A, siempre hay -supuestamente- una B. Sin ser consciente de ello, una joven chica universitaria busca cura para el cáncer que le ha vuelto. Le ha vuelto después de tratar con quimioterapia, radioterapia y otros procesos medicinales. En un sueño, una bruja le asegura tener la cura. Una cura que exige una retirada a la cabaña de ésta, donde lidiar con la naturaleza, el bosque y lo primario. Una primitividad que la llevará, junto a su padre, a lo crudo, al pasado, al presente, a creer, a rechazar el rezo, a apreciar que sin muerte no hay vida. La llevará junto a la ‘Mother of flies’.

Un juego de contrarios donde los directores, a través de esta historia sobre conexión de extremos, nos muestran la podredumbre para sanar, la religión como ente imposibilitador para creer y el presente como repetidor del pasado. Una historia oscura, donde la naturaleza -no lo natural- tiene un sentido relacional con el individuo primario, inherente a éste. Un sentido que, para llegar a él, a veces necesita de un sacrificio restitutivo.

La familia Adams construye aquí una visión sobre la vida basada en la muerte. Y, aunque dicha visión pueda verse pesimista, elabora un juego de contrarios que, a través de los personajes, vemos que tienen más puesta en relación de la que cabría esperar de unos extremos que, con nuestros prejuicios, suelen rechazarse por antonomasia. Unos extremos que, en la relación de la bruja con la sociedad, vemos que florecen dando paso a dicha idea, desdibujando incluso los tiempos de dicha relación.

‘Mother of flies’ es una película cruda sobre la relación de los extremos en un mundo que insiste en verlos como separados.

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