Una familia se va de vacaciones. En el camino, en una parada, el hijo descubre que se está librando una batalla contra el mal: TABAC FORCE versus tortuga demoníaca asesina. Nicotina, Mercurio, Amoníaco, Metanol y Benceno consiguen vencerla y el niño se hace una foto a modo de recuerdo con su grupo de justicieros favorito. Grupo que cada vez actúa con menos cohesión en sus misiones. Unas misiones que peligran y que para el jefe es importante realizar. Así, decide enviar a su grupo de justicieros a un retiro en medio del campo para que conecten con ellxs mismxs, salgan de ese individualismo imperante y se fusionen en el grupo que eran. Pero las cosas no salen del todo bien y Lézardin, su conocido archienemigo, amenaza con destruir la tierra. ‘Fumar provoca tos’ pero enfrentarse a los problemas contemporáneos puede provocar algo peor.
Problemas que el director Quentin Dupieux afronta de noche, alrededor de una hoguera junto a un lago, con los cinco justicieros relatándose historias de miedo. Historias absurdas, situacionales y ridículas reflejo del mundo en el que viven nuestrxs superhéroxs (y nosotrxs también).
Historias que reflejan el poco poder reflexivo y crítico que tenemos y, cuando se nos da éste, el asco que provoca el mundo que nos envuelve. O la historia de un pez y su imposibilidad de vivir por la intrusión, en su habitat, de otra especie: la especie humana. O la historia de guardar las apariencias, de complacer, de quedar bien en el plano social, aunque hayas triturado a tu sobrino en el trabajo.
‘Fumar provoca tos’, sí. Pero en la contemporaneidad hipercapitalista, esto es el menor de nuestros problemas. El fin del mundo esta cerca y no podemos quedarnos esperando. Yo de mientras, con vuestro permiso, me voy a fumar un cigarro.
Cinematismo 