’HUNDREDS OF BEAVERS’ O CÓMO LOS CASTORES DOMINARÁN EL MUNDO

Siglo XIX. En algún lugar del mid-west de Estados Unidos Jean Kayak (Ryland Brickson Cole Tews), un vendedor de aguardiente de manzanas, ve como su cosecha, sus arboles frutales y su sidrería es destrozada por sí mismo, en su embriaguez, y también por unos castores que le roban la madera para construir una presa. En la deriva, decide dar caza a los castores y convertirse en uno de los mayores traficantes de pieles de norte América. Una tarea nada fácil cuando ‘hundreds of beavers’ van en contra de tu propósito.

Un propósito, en un entorno hostil y nevado, que llevará a Jean a probar todo tipo de trampas para cazar, para alimentarse, para sobrevivir. Una supervivencia que conejos, castores y pájaros carpinteros están más que habituados y a los que les divertirá más jugar con el humano. Juego que también le divierte al comprador de pieles y a su hija (Olivia Graves), lxs cuales se aprovechan de la desesperación de Jean.

A medio camino entre ‘Looney Tunes’, el cine mudo de Charles Chaplin y un western que se ríe del propio género, el director Mike Cheslik formula una propuesta audiovisual de bajo presupuesto donde lo ridículo, que atañe al ser humano enfrente de la naturaleza, es su punto fuerte.

‘Hundreds of beavers’ es una buena comedia de la desesperación, del triunfo inexistente al final del camino, y del imperialismo de los castores. Y todo con un vestuario muy cuidado y una puesta en escena muy teatral.

Cuidado con los castores porque, algún día, dominarán el mundo.

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