Tecnología, precisión, revenues, reunión con los accionistas, coordinar compromisos con tu asistente, recibir a lxs nuevxs becarixs: todo bajo control. La vida de Romy (Nicole Kidman) es perfecta: alta ejecutiva para una empresa tecnológica, una madre impecable y una esposa excelente. Ejemplo a seguir para las mujeres, su éxito en un mundo claramente dominado por lo masculino, la ha llevado a ser una referente a pesar de los prejuicios y riesgos que se ha encontrado en su camino. Un camino fundamentado en la precisión, en el control de las decisiones. Un control que se ve abocado al precipicio cuando conoce a Samuel (Harris Dickinson), un becario recién llegado que solicita a Romy como su mentora para que le guíe dentro del mundo empresarial que tanto tiene bajo su dominio. ‘Babygirl’ es dejar ir, sabiendo los riesgos y prejuicios existentes, en un mundo controlado por lo masculino.
Una visión del mundo que se concretiza en el personaje de Nicole Kidman, Romy, donde lo público y lo privado se fundamentan en polos opuestos y donde se sigue exigiendo, a pesar de haber roto ciertas barreras, unos nuevos estándares patriarcales: se le exige una vida ejemplar, en el plano laboral y personal pero se la rechaza por sus preferencias sexuales. Se le exige ser referente -como hace constantemente su asistente Esme (Sophie Wilde)- pero se la chantajea si el referente no cumple nuestras expectativas. Se le exige perfección estética y ética -en la vestimenta, en el rostro, en su vida personal- pero es degradada por los demás altos ejecutivos de su empresa si éstas no las cumple. Se le exige que entre en el juego propuesto -como hace Samuel, su joven becario con el que mantiene encuentros sexuales- pero cuando el juego no es el que él quiere la castiga con su silencio.
La última película de Halina Reijn concretiza la era post-metoo en un personaje donde se cruzan todas las contradicciones con las que nos encontramos. Un personaje que nos muestra la dualidad que presenta una epoca aún patriarcal con toques progresistas y feministas pero que, en el fondo, no antepone la libertad individual femenina, sino que sigue poniendo mecanismos de control sobre lx individux para que dicho sistema siga funcionando, eso sí, con unos estándares más adaptados a nuestros tiempos.
‘Babygirl’ es la reformulación del sistema patriarcal para que, justamente éste, se siga manteniendo en los códigos actuales.
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