La repetición como aquello que nos somete. Una repetición formada por la rutina. Una rutina que Rita se ve obligada a habitar cada mañana porque cada día muere. Una muerte que la devuelve al inicio, a trabajar en una planta alienígena que está destruyendo el medio ambiente. En su repetición, cansada de la dispersión que le otorga ésta por imbuirla en un gesto ya conocido, decide romperla. Rotura que le costará habitar muchas veces más dicho gesto, dicha repetición. Hasta que conoce a Keiji, un chico que también se ve atrapado en el mismo bucle temporal y espacial. Un bucle que, juntxs, intentaran romper porque ‘all you need is kill’ para que te devuelvan tu gesto, tu día, tu propia repetición escogida.
Una repetición donde la muerte y el renacimiento se desprenden de su intención por el gesto. Un gesto que lo externo, lo alien, se apropia de ello para someter a Rita y Keiji al cansancio y, así adueñarse de ellxs. Una apropiación de sus cuerpos, sus tiempos y sus espacios que los relegan y los desprecian frente a la centralidad propia que impone el ente alienígena.
Kenichiro Akimoto realiza una adaptación de la novela de Hiroshi Sakurazaka, donde nos expone, a través de una alegoría sutil, el bullying: a través de la repetición opresiva sobre lxs individuxs, éstos se ven relegadxs a la sublevación de aquellxs más fuertes, que imponen más. Donde sólo lxs que usen dicha repetición a su favor, podrán romper aquella función externa impuesta a la fuerza. Y el director lo hace con unas imágenes que se mueven entre el dibujo artesanal y aquel generado por ordenador, que oscila entre lo preciosista y lo computarizado, lo seriado, dando la sensación que Rita y Keiji se mueven, precisamente, en una matrix.
‘All you need is kill’ es repetición del gesto y subversión en éste para, precisamente, destruirlo.

