Retirado del mundo, en su hacienda, y retirado de la realidad que le envuelve. Don Jaime (Fernando Rey) vive rodeado de riquezas y en soledad. Una soledad que le aconteció el mismo día de su boda. Día en el que falleció su mujer. Mujer que tiene un sorprendente parecido a Viridiana (Silvia Pinal), su sobrina, y que un día lo visitará en su solitaria hacienda. Hacienda que se verá habitada por dos mundos paralelos y antagónicos pero movidos por las mismas motivaciones.
Motivaciones, la belleza superficial de Viridiana (Silvia Pinal), que llevaran a Don Jaime (Fernando Rey) a desearla sin tomar conciencia de las consecuencias. Consecuencias, éstas, que llevan a Viridiana (Silvia Pinal), novicia en un convento, a llevar un paso más adelante su fe haciendo una buena obra ayudando a las personas desamparadas del pueblo ofreciéndole cobijo y comida en la hacienda de su tío. Personas, las desamparadas como así su tío, que intentan tomar ventaja sobre ella.
En un contexto donde la ausencia y la abundancia están tan acentuadas, las figuras intermedias aparecen como aquello completamente ajeno al sistema. La corrupción, junto con la avaricia, hacen que el sujeto intermedio aparezca casi desvanecido y aquellos que les falta y aquellos que les sobra se vean motivados por las mismas causas.
Causas que llevan a las personas desamparadas a coger el brazo cuando se les ha dado la mano y al sobrino de Don Jaime (Fernando Rey) a intentar mantener dicho brazo cuando nunca le ha pertenecido ni si quiera la mano. Egoísmo y cinísmo se muestran como actitudes sistemáticas, independientes de la procedencia del sujeto, donde lo primario prevalece.
Luis Buñuel nos lleva, con mucha maestría, a dicha hacienda, al lado de Viridiana (Silvia Pinal) donde vemos que en estos contextos diversos, las normas que los atraviesan afectan a todxs los individuxs por igual. Con un gran simbolismo visual, deja patente que ninguna doctrina económica, religiosa o social, es capaz de racionalizar los instintos primarios.
‘Viridiana’ es un diálogo surrealista con aquello supuestamente racional.