Julia, madre soltera con 22 años de dos niñxs, intenta rehacer su vida. Una vida en el barrio donde ella creció. Allí, cuando lleva a su hijx al fútbol, se encuentra con Alex (Lluís Marquès), antiguo compañero suyo de clase con el cual intercambia unas palabras después de años sin verse. Otro día, en el parque, se encuentra con una amiga el hermano de la cual hablan por whatsapp con la intención de quedar, de tener algo más. Óscar (Oriol Pla), consigue quedar con Julia para seducirla y es, así, cuando empiezan su relación y se van a vivir, con los hijxs de ella, juntos. Una noche deciden salir, ir de fiesta, una fiesta que acaba con una agresión que llevará a Julia (Anna Castillo), a huir con sus hijxs a Melilla para crecer. Un crecimiento buscado y no encontrado; como unos ‘Girasoles silvestres’.
Un crecimiento que allí, en Melilla, junto al joven padre de sus hijxs, no encuentra. Pues éste (Quim Àvila), no quiere responsabilizarse de su paternidad —aunque lo intenta por un breve periodo de tiempo— haciendo que toda la responsabilidad recaiga en Julia (Anna Castillo). Haciendo que ella vea la imposibilidad de encontrar su vida, junto a sus hijxs.
Una vida que, de vuelta a su barrio barcelonés, hace que se reencuentre con Àlex (Lluís Marquès)y que, en una cita, emprenden una vida juntos. Vida que les lleva a tener unx hijx. Vida que lxs lleva a colapsar. Vida que impide a Julia (Anna Castillo) esa imposibilidad de ser enfermera y que se ve relegada, por un sistema sustentado en los hombres y aventajando a éstos, a su papel de reproductora social, sin posibilidad de su sustentar su vida.
Jaime Rosales, director de la gran ‘Petra’, nos trae una película construida por momentos, como pequeñas historias y situaciones, alrededor de Julia, de una mujer, sobre la imposibilidad de la vida para las mujeres. ‘Girasoles silvestres’ no trata sólo de la masculinidad tóxica, sino del sistema en el que ésta se sustenta.
Cinematismo 