‘A CHIARA’ O CÓMO SE RELACIONA EL DESTINO Y LA HERENCIA CULTURAL 

Reggio Calabria, sur de Italia. En una puesta de largo, Giulia (Grecia Rotolo) celebra su 18 cumpleaños junto a su familia y amigos. Risas, dedicatorias, comida, bebida y bailes. Baile que demuestra la sana rivalidad con su hermana Chiara (Swamy Rotolo). Una rivalidad que, en la adolescencia, ambas disfrutan como camino hacia las mujeres que, en un futuro próximo serán. Un futuro próximo que se ve truncado cuando, al día siguiente, Claudio (Claudio Rotolo) el padre de Chiara y Giulia, desaparece. Una desaparición que hará tambalear todos los cimientos ‘A Chiara’. 

Unos cimientos deconstruyéndose que Chiara (Swamy Rotolo) necesitará reposicionarlos con tal de saber dónde y porqué su padre está desaparecido. Una búsqueda que la llevará a afrontarse con un mundo adulto que niega lo confirmado, borra lo visible y se vuelve instrumento del Estado. Instrumento que se presupone en la reproducción y herencia social.

Una búsqueda que, entre la niebla, hallará las respuestas que desea pero no su determinación para con ella misma, con su destino —si es que éste existe— y sus determinaciones contextuales. 

Determinismos que Chiara (Swamy Rotolo) ve acentuados cuando tira un petardo a una chica con la que tiene una rivalidad precedente y se ve arrancada del ente familiar por su predisposición hacia la violencia y, según el Estado, su determinación a ‘desaparecer’ como su padre. 

Jonas Carpignano acaba su trilogía del sur de Italia con esta historia sobre la reproducción y el determinismo que se cierne sobre el individuo. Un determinismo que, aunque presiona nuestras historias individuales fuertemente, sólo nosotrxs podemos, en últimas y sacrificando entes significativos, superarlo. 

A Chiara’ es una cruda dedicatoria a, aunque muy difícil, nuestro poder ulterior de modificar nuestro destino. 

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