Improvisar. Actuar según las circunstancias, según las condiciones. Unas condiciones y circunstancias que, aún sin saberlo, harán que Oriol (Oriol Estrada) y Natalia (Natalia Cabral) se interpreten y (re)presenten a sí mismxs en su nuevo proyecto audiovisual. Un proyecto que graba las interactuaciones entre parejas heterosexuales y que, al improviso, muestra más de quienes hay detrás de la cámara que de quien se expone delante. ‘Una película sobre parejas’ y sobre la pareja que la realiza.
Una realización que lleva a la imitación de la vida, de la propia, en un sentido actuado pero que, como en el teatro, se representa tal y como es.
Un ser que se complica por el engranaje social y cultural, como sucede en un set de rodaje. Un rodaje que, conseguida la financiación, entreteje un posicionamiento en el teatro de la vida que nada tiene que ver con lo que se representa, justamente, en él.
Un entreteje en el set de rodaje cruzado por las relaciones amorosas y, también, familiares. Una familia, la del set y la biológica, que se cruzan para Oriol y Natalia debido al cuidado de su hija pequeña. Unas familias que se construyen en el equilibrio entre el amor y el conflicto.
Amor y conflicto como determinantes claros, ya sea en la película que están haciendo como la que estamos viendo. No es un juego de espejos. El espejo se ha roto. Es un juego de reconstrucción de dicho espejo, como un puzzle, poniendo cada trozo en el lugar que crean, ellxs como directorxs y miembros de la misma familia, en su lugar.
Natalia Cabral y Oriol Estrada juegan, en el teatro que (re)presentamos, al juego del significado y significante: a desordenarlo todo, a probar, a experimentar, a hacerte cómplice, a deshacerte como tal. Juegan, como su hija.
‘Una película sobre parejas’ es la alteración, consciente e inconsciente, que realizamos del significado y el significante.