Desde Europa. Llegan cartas en distintos espacios horarios que cuentan cómo están papá, mamá y su hermana. Espacio que, de fondo, ocupa Nueva York. Una ciudad vacía, llena de cemento, de edificaciones, de máquinas. Un espacio fortificado que parece plano, estéril. Una esterilidad que se contrasta con lo que sucede al otro lado del océano, aquello que le sucede a tu familia. La voz de una madre que reconforta y que muestra sus preocupaciones. Mientras, la cámara le responde. En la lejanía, siempre es bueno tener ‘News from home’.
Una lejanía, de la familia pero también de la ciudad actual que se ocupa, que se va deformando para dar paso a una nueva situación personal que se construye en el recorrido de las calles de Nueva York, de las arterias que la forman, de los espacios que ocupa la gente y del cómo lo hace, de la vida, subterránea y en la superficie, que parece albergar ese bloque de cemento y maquinaria llamado Nueva York.
Una ciudad de Nueva York impersonal, de tránsito, como la cámara—bolígrafo que usa Chantal Akerman para responder a las cartas de su madre. Una cámara que se ve siempre en movimiento, contemplando la acción e, incluso, modificándola.
Una modificación que también dibuja otra realidad que, a la vez, es filmada. Una filmación que expresa nuestro poder teatral en la realidad que nos rodea mientras cambiamos las actuaciones de las demás personas en este espacio estéril de cemento que es Nueva York.
En esta correspondencia con su madre que realiza la directora—escritora, la respuesta es que no hay respuesta. Hay otro tipo de escritura —la fílmica— que es complemento y encuadre perfecto. Son escrituras individuales diferenciadas que dialogan ente ellas dando como nexo unx espectadorx omnipresente complemento fundamental de ésta historia inacabada.
Cinematismo 