Tres amigas, en Viena, en plena juventud. Bella (Law Wallner) y Nati (Maya Wopienka) nacidas en Austria. Yesmin (Melina Benli) de origen Kurdo. Las tres van al mismo instituto, las tres pasan las tardes juntas. Sin nada que hacer en una Viena que parece ignorarlas, una tarde realizan un video que suben a YouTube cantando ‘Losing my religion’ de R.E.M. Vídeo que se vuelve viral y en el que, las tres amigas, salen con yihab y perreando a ritmo de la canción. Una canción que las lanzará a la fama y que las llevará a actuar en diversas bodas kurdas pero que, también, las llevará a cada una de ellas a cuestionarse sus identidades en un mundo tan veloz, rapido y efímero gobernado por TikTok e Instagram. Un mundo que, en principio, parece que tenga luz, donde brilla el ‘Sonne’.
Un Sol que se va apagando cuando entre ellas se van reconfigurando sus papeles. Unos papeles que se mueven entre la cultura aprendida y la cultura lejana. Unas características identitarias que parecen remoldearse constantemente entre lo intrínseco y lo externo. Entre cultura y religión. Y nos plantean si éstas van unidas, son entes separados o el ser humano las ha confundido y fusionado a lo largo de la historia. Todo bañando con el prisma de las redes sociales, que no nos posicionan en ningún lugar identitario estático, sino que nos desvían aún más, haciéndolo todo más —demasiado— fluido.
Una fluidez que, como Yesmin (Melina Benli), nos lleva a tomar en primera presencia nuestros actos no para con nosotrxs, sino sobre aquello que despertamos en lxs demás. Es la vida televisada en TikTok, Instagram y Youtube la que hace que nos planteemos más a nosotrxs mismxs. Es ésta misma la que nos lleva a plantearnos si vamos muy tapadas para nuestra actuación en una boda kurda.
Kurdwin Ayub nos presenta su segundo largometraje, producido por Ulrich Seidl, donde la exposición de las redes sociales moldean nuestras identidades. No sólo las moldean, sino que nos llevan a dudar de ellas sin establecer nuevas anclas personales para construir de nuevas. Con un ritmo frenético, como las stories de TikTok, ‘Sonne’ nos enfrenta a las dos realidades contemporáneas: la física y la digital.