‘VIVARIUM’ O CÓMO REPETIMOS INVOLUNTARIAMENTE EL MISMO PATRÓN

Una vida normal. La búsqueda de un hogar, la formación de una familia son los pasos siguientes a tener un trabajo estable y una pareja, también, estable. Estabilidad es lo que queremos. Queremos esa negación del cambio o, por lo menos, ese muelle que nos amortigüe del cambio. Por esto, Gemma (Imogen Poots) y Tom (Jesse Eisenberg) buscan su primera casa tras tener una estabilidad laboral y sentimental. Quieren el siguiente paso y, para conseguirlo, se dirigen a una inmobiliaria para comprar su primera casa. Casa perfecta, en un vecindario perfecto, amueblada a la perfección, a una distancia de la ciudad perfecta. Pero tanta perfección no puede ser buena y quedan atrapados en esa perfección superficial. Atrapados en un ‘Vivarium’.

Un patrón es una cosa que se toma como un punto de referencia para valorar otras de la misma índole. También es un modelo primario, del material que sea, según el cual se corta o se moldean otros para que sean idénticos aunque, en el fondo, son sólo copias. Patrones, en definitiva, que como seres humanos repetimos. Repetimos porque, como Gemma (Imogen Poots) y Tom (Jesse Eisenberg), buscamos amortiguar lo máximo posible los cambios con el fin de buscar estabilidad.

Estabilidad que nos puede llevar a vivir siempre en el número 9 de la urbanización Yonder, a comer comida para la vista y no para el gusto, a tener un hijo guiado por la abundancia y, en consecuencia, por los caprichos. Estabilidad, al fin y al cabo, que nos lleva a un laberinto mental del que no somos capaces de salir y que, cuando lo intentamos, cavamos nuestro propio hoyo. Hoyo que, por ese patrón que desarrollamos para la estabilidad, se convierte en parte de este mismo.

Lorcan Finnegan nos adentra en Yonder, en un ideal. El ideal que es la formación del hogar y cómo ha cambiado este con el paso del tiempo. Nos lleva a un terreno del subconsciente colectivo para mostrarnos el modo en que la vida, cada vez más sedentaria, más fugaz y más acelerada, ha cambiado nuestras interactuaciones en aquello que llamamos relaciones familiares y sociales.

Una obra audiovisual que funciona como una metáfora de las malas relaciones sociales que llevamos a cabo dentro de nuestros patrones. Un visionado obligatorio para ver el vivarium en el que cada unx vivimos.

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