Lo físico, aquello que nos hace palpables. En unx mismx y frente a lxs demás. Laura, Tómas y Christian son entes palpables. Entes delimitados en sus cuerpos y atrapados en sus constructos sociales y sus historias individuales. Al igual que el silencio puede ser el grito más alto, no disfrutar de la corporeidad propia puede ser un acto completamente asocial. Tocar o no tocar; dar esa permisividad a alguien y/o a unx mismx es de vital importancia. ‘Touch me not’ es un ensayo audiovisual sobre límites. Limites sociales, mentales y corporales.
Cuerpos que, con la voluntad de saber, pretenden desmembrar la genealogía de nuestra sexualidad, de nuestros genitales, de los límites de nuestra piel. Piel que delimita nuestras formas, como las de Christian, pero no ensamblan con nuestras formas mentales, por ese motivo Tómas asiste a grupos de terapia sobre el cuerpo; por la voluntad de saber.
Conocimiento que lleva al uso de los placeres como método para experimentar la fobia social al contacto; a dejar el cuerpo en manos de otrxs. Laura deja su cuerpo para aprender que no le pertenece del todo, que dicho cuerpo —el suyo— está atravesado por cientos de constructos sociales. Constructos que la llevan a contratar a un prostituto pero no a tocarlo, la llevan a relacionarse con un travestido que vive de su cuerpo, a contratar a un dominatrix para tomar conciencia de los límites de su piel; el uso de los placeres como método de conocimiento corporal.
Cuerpo (de)forme como el de Christian, consciente de lo físico como aquello que lo delimita, que lo transforma y que lo proyecta socialmente. El cuidado de sí es la diferencia notoria sobre la experiencia de vivir el propio cuerpo y el ajeno; de vivir los constructos sociales que se dibujan y se desdibujan desde él. La experiencia de Christian en el club sexual con su mujer y las sesiones en el grupo de ayuda con Tómas son dos espacios para el cuidado del sí corpóreo y mental.
Al final nos quedan las confesiones de la carne. Confesiones que llevan a Tómas y a Laura, no a aceptar su corporeidad sino a vivir con y en ella. Un punto de partida para construir ese vínculo íntimo que nos permite un gesto; una caricia.
Adina Pintilie realiza un videoensayo narrativo sobre nuestra piel, nuestra piel conjunta como seres humanos y nuestra piel como personas individuales que habitan un tejido social compartido. Una reconceptualización de ‘Histoire de la sexualité’ de Michael Foucault con unas imágenes bellas, incómodas y limpias para dialogar sobre la intimidad que somos capaces de crear en nuestros vínculos sociales.
‘Touch me not’ es pensar que parte cedemos de nuestro cuerpo y cuál nos reservamos y, lo más importante, el por qué lo hacemos así.