Unos instantes precisos, tomando un tiempo y un espacio único. La vida y la obra de Sergio Larraín desde chile, desde su infancia, hacia la realización de su obra fotográfica para agencias con gran reconocimiento. Unas fotografías donde se muestran personajes singulares de la cotidianidad desde una persona acomodada. Un instante, un marco, un frame para dar respuesta a una alienación del entorno. ‘Sergio Larraín: el instante eterno’.
Una eternidad que ha permanecido en sus fotografías. Unas fotografías que retrataban una pobreza, la de Chile, anclada en la infancia. Una infancia que estaba a la vista de todxs. Vista que Larraín retrató para dar a conocer, para ponerle una visión, distinta, de lo que nos rodea, dotarla de presencia.
Una presencia que también inmortalizó en Sicilia, cuando retrató a Giuseppe Russo, capo de la mafia. Unos retratos que lo situaron en el panorama artístico fotográfico como capaz de introducirse, como artista, en mundos imposibles de visibilizar. Mundos vetados para ciertos ojos, para ciertas miradas.
Unas miradas creadas desde la mínima intrusión en la realización de la acción, pues Larraín no invade la imagen cámara en mano. Más bien intenta que su presencia sólo se realice en el instante para, justamente, volver a éste eterno. Un rol, el del fotógrafo, que se entiende como un actor más de la escena, desde detrás del objetivo.
Sebastián Moreno nos presenta un Sergio Larraín, a través de relatos de familiares y amigxs, con tal de acercarnos a su vida y a su obra desde su perspectiva, su mirada, su fotografía. Una fotografía que plantea unas preguntas sobre la existencia humana que, el propio autor en su búsqueda, no fue capaz de responder pero que, aun así, intentó aproximarse a ellas.
‘Sergio Larraín: el instante eterno’ es un retrato holístico sobre una mirada singular.
Cinematismo 