Habitar. Habitarse. El espacio que ocupamos con nuestro cuerpo. Un cuerpo que nos habita en un espacio y tiempo concretos. Johnny (Tre Ryder), de nueve años, descubre, con su amada niñera Melanie (Colby Minifie), la meditación libre de espíritu a través de un video de Youtube. Un video sobre lo new wave que parece un juego entretenido para ambos. Juego que, en su obsesión de Johnny por Melanie, hará que transporte su espíritu al de esta última. Una meditación que hará que Johnny habite un hogar diferente. ‘Homebody’.
Un hogar, el de Melanie habitado por Johnny, que será para éste último un sueño y un quebradero de cabeza, ya que tendrá que lidiar con un cuerpo en un espacio y un tiempo concreto. Una concreción que le llevarán a admirarlo y a admirarse.
Una admiración que, con el espíritu libre, hará que su alter ego, Melanie, sea su proyección de futuro. Un futuro que, desde el presente, se ve certero para Johnny.
Una certeza que lleva al cuerpo como habitáculo que ocupamos ajeno a nosotrxs y que, a la vez, forma parte de un tejido social y cultural, que lo aprehende y lo integra como parte instrumental del teatro social.
Un habitáculo —el cuerpo de Melanie— que, en últimas, es escenario de diálogo entre la niñera y Johnny. Un diálogo que, sin hablar del cuerpo —sólo usando éste como instrumento social— su temática principal es la corporeidad que ocupamos y cómo la ocupamos. Ésta, también, presentada junto al gesto.
Joseph Sackett realiza una película en clave cómica donde nos expone una relación de descubrimiento del cuerpo —y, por ente, de nosotrxs mismxs— sana. Un pequeño cuento con toques new waves sobre el habitáculo que es el cuerpo y el uso que hacemos de él en el teatro social y cultural.