En un ambiente decadente, arruinado. Donde el dolor casi ha desaparecido y donde el placer ocupa su lugar, Saul (Viggo Mortensen) es un reconocido artista performático donde, junto a su compañera Caprice (Léa Seydoux), realiza cirugías en directo donde se le extirpan los órganos nuevos que su cuerpo es capaz de crear. Unos órganos que, desde el registro nacional de órganos, vigilan muy de cerca con tal de no alterar el cuerpo humano en dicho presente. Mientras, un grupo misterioso y ajeno al sistema se pone en contacto con Saul para que, en su próxima acción performativa, realice un descubrimiento que podría llevar a la raza humana al siguiente nivel. ‘Crimes of the future’ en un presente desfigurado.
Una desfiguración que no es aceptada por lxs individuxs, pero que en el cuerpo se ve como un acto bello, artístico, capaz de cautivar casi como el instinto sexual: la cirugía es el nuevo sexo —como asegura Timlin (Kristen Stewart)—. La modificación del cuerpo, el nuevo orgasmo. El hablar no cautiva y el placer visual es un nuevo lenguaje que se expresa con el cuerpo porque el cuerpo es realidad pero también es control. Un control para que las cosas no cambien. Y, para que no cambien, hay que extirpar, como Caprice (Léa Seydoux) hace con Saul (Viggo Mortensen).
Para mantener el status quo, en dichas extirpaciones, un agente secreto del gobierno se involucra y contacta con Saul para saber y controlar el nuevo descubrimiento del grupo misterioso y, así, ejercer vigilancia sobre las posibles modificaciones y alteraciones que los cuerpos están desarrollando en un ambiente decadente y arruinado que exige evolución, adaptación. Mientras que la sociedad se queda, solamente, como un ente observante evocado al placer que provoca dicho acto.
David Cronenberg presenta una película muy conceptual donde el cuerpo, la carne, como realidad es presente pero también es un instrumento político. Instrumento que, en una sociedad que observa dictada por el placer de aquello que se le muestra, tiene una fuerza de control inimaginable. Aunque la película cuenta con unas imágenes austeras, el resultado final no deja indiferente a nadie.
‘Crimes of the future’ plantea la pregunta de si hay que desviarse de la condición humana —entiéndase el cuerpo— para sobrevivir o esto ya ha sucedido y necesitamos reformularnos (?).