Trabajar con tu cuerpo, con las manos, con lo físico, con transformarlo. Will (Zach Villa) es alfarero. Trabaja para una influencer de decoración en Los Angeles y vive con Luke (Devon Graye), su novio. Su día a día transcurre entre fangos, hornos, esmaltados, pinturas y sesiones fotográficas de las piezas que crea. Piezas que se realizan con materiales. Unos materiales que se almacenan y, por su gasto, tienen que ir reponiéndose. Un reponer que lo lleva a desmayarse. Lleva a Will (Zach Villa) a una situación de estrés, de desapropiarse de su cuerpo, de una invasión del presente por los traumas del pasado, de su infancia.
Una infancia moldeada por la inestabilidad mental de su madre, la cual lo intentó matar debido a la paranoia persecutoria que sufría. Un sufrimiento que vuelve a Will (Zach Villa) en su disfraz de lobo infantil y que se manifiesta como alter ego. Un alter ego peligroso para él mismo, pues lo transfigura a gusto de su pasivo padre y su agresiva madre. Una transfiguración que le conllevará la imposibilidad de crear lazos con su actual novio Luke (Devon Graye), e incluso con su propio cuerpo.
Una mente enemiga para sí mismo que horroriza por la deformación de su entorno, el cual reafirma el poder de ésta frente a la verdadera posesión que se le desvanece de las manos. Incluso los médicos le aseguran dicho poder de la mente.
Addison Heimann realiza esta ópera prima donde la deconstrucción de mitos cinematográficos se realiza tanto en pequeñas escenas como en el film en sí realizándola desde una perspectiva queer. Perspectiva que muestra la vivencia de una enfermedad mental causada por diversos traumas infantiles.
‘Hypochondriac’ es el planteamiento del poder de la mente enfrentado a un pasado tortuoso. Es la pregunta, fílmicamente bien planteada, de quién es nuestro pero enemigx: nuestra mente o nuestro pasado.