Tanta negativa no es buena, sobretodo cuando tienes 9 años, cuando tu madre te ha abandonado y vas de casa en casa y de centro de acogida a centro de acogida. Súmale que tienes TDAH. Súmale la estigmatización de dicha enfermedad. Súmale la falta de amor, de comprensión y de empatizar que hay en el mundo a este contexto. Súmale que, todo lo que se sale de la norma, supuestamente, rompe el sistema. Esta es la vida de Benni (Helena Zengel): una systemsprenger.
Sistema que crea sus mecanismos para contenerse. Uno de ellos, y el primordial, es la norma social. Norma que se ve dictada por el bien mayor de una supuesta convivencia armoniosa que fija su anclaje en un individuo sano y normalizado —conductualmente hablando—y que se ve truncada cuando dicha sanidad no concuerda con lo normativo. Desde el colegio hasta en la intimidad de los hogares se da este esquema lógico de pensamiento: Benni (Helena Zengel) es un ejemplo de ello cuando, a lo largo del film, va ocupando diferentes espacios sociales los cuales la rechazan por no ser una persona sana en conducta. Conducta, la suya, que necesita justificarse con una enfermedad.
La enfermedad descrita en dos campos culturales: el médico, aquel en el que se concibe como una alteración leve o grabe del funcionamiento normal del organismo, y aquella dimensión antropológica; aquella que concibe dicha alteración cuestionando tanto el concepto de alteración como el concepto de normal, así como el cuerpo social que envuelve el cuerpo humano y su afectación.
Afectación que Benni (Helena Zengel), con trastorno por deficit de atención e hiperactividad, la lleva a desarrollar dicho comportamiento y, desde las personas que la acompañan, dicha enfermedad justifica el mismo.
La medicalización social de la enfermedad. Medicalización que es capaz de desarrollar todo un sistema burocrático al servicio de mantener una supuesta normalidad a través de la norma social; que ésta no se vea alterada y que, aquello que es capaz de alterarlo, sea ocultamente normalizado para que, en la superficie, no se vea, no se intuya.
Nora Fingscheidt nos pone entre lo normativo y lo enfermizo: la norma social y la enfermedad. Un caso concreto, el de Benni (Helena Zengel), sobre el rechazo de aquello que situamos fuera de lo normal en nuestras sociedades, supuestamente, superavanzadas. Unas imágenes crudas que harán que desdobles lo racional con lo sentimental, un acierto para ver que el rechazo está más presente que nunca.