Tres personas. Tres hermanxs. Unidos por una herencia y separadxs por unos ideales. Ideales que los llevaron por caminos diferentes debido a las mismas circunstancias de partida. La muerte de un padre, la dependencia a éste de la madre viuda y una casa en herencia. Como telón de fondo, la costa brava. Como telón de fondo, tres personas intentando sobrevivir entre los valores del pasado y los valores del presente. Una escapada como única opción sana, viable y vivible para sus vidas.
Los standards sociales y culturales impuestos son un problema de reconciliación con unx mismx pero también con la herencia metafórica que recibimos; la educación y la situación que nos dan en este mundo nuestros antecesores. No sólo las madres y los padres, sino también como sociedad misma o como vivencias experienciales que nos moldean. Somos el vínculo entre los valores del presente —en constante cambio—, los valores pasados —estabilizados por herencia—, y los valores futuros —desconocidos y, por ende, temidos—. Somos como Gustave (François Neycken), Lou (Raphaëlle Corbisier) y Jules (Yohan Manca).
Tres hermanxs que se ven abocados a confrontar sus pilares fundamentales con su propia experiencia a raíz de la venta de la casa de su padre fallecido. Pilares que comportan situarse en esos valores del presente en constante cambio: un espacio donde poder vivir, una familia con la que compartir y crecer, crear unos standards sociales nuevos y desprenderse lo máximo posible de la dependencia del sistema económico actual.
Valores que coprotagonizan, en lo invisible del film de Sarah Hirtt, unas actuaciones que conllevarán un (re)encuentro con el espectadorx contemporáneo.
La propiedad privada y el derecho a una vivienda. Dos derechos, en principio, contradictorios. Obtener, poseer, emplear, disponer, controlar y dejar en herencia formas de propiedad de una persona. El derecho a la vivienda es aquel que garantiza una vivienda digna para las personas obviando el papel de la propiedad. Y en un mundo donde la propiedad se paga. Idealismos que conllevan prácticas nefastas. Prácticas nefastas para Gustave, Lou y Jules.
El valor que le otorgamos al concepto de familia también varía. Estamos en unos tiempos donde nos situamos entre los valores dados y los valores tomados y reinventados. El concepto de familia lidia, en el fondo, con el concepto de solidaridad y, por otro lado, con el concepto de consanguinidad. Es donde se sitúa Jules (Yohan Manca), Lou (Raphaëlle Corbisier) y Gustave (François Neycken); entre esa consanguinidad dada y esa cadena de solidaridad tomada y reinventada.
Todo bañado por lo macro y por lo micro; por el sistema económico y social y por los valores preexistentes a nosotrxs. Cuatro pilares que Sarah Hirtt nos muestra que nunca lo fueron, que todo es movible y cambiable, que todo se transforma y que lo único que nos pertenece es el qué podemos hacer con el resultado de dicha transformación.